Uno de los
modelos es el que desarrollaron Hayes y Flower en 1980. Se trata de un modelo
desarrollado desde la psicología cognitiva que intenta mostrar la complejidad
de los procesos mentales implicados en el proceso de redacción y la dificultad
de dominar todos los conocimientos y habilidades que requieren. El modelo pone
especial atención en las estrategias y conocimientos que el redactor pone en
funcionamiento para escribir y en la forma de interactuar durante el proceso
con los factores que influyen en él (tanto contextuales como internos).
El modelo de
estos dos autores está enfocado al acto de la escritura, al proceso y no al
producto final. Hayes y Flower basan su modelo en tres partes o componentes,
entre los cuales se establecen interrelaciones: la memoria a largo plazo del
redactor, el contexto de producción (situación) y el conocimiento del proceso
que debe emplearse.
La memoria a
largo plazo incluye todos los conocimientos sobre contenidos temáticos,
imágenes de receptores posibles y esquemas textuales.
El contexto
de producción se refiere a la situación en la que se produce el texto y el
conocimiento de todo lo referente esta situación. El redactor debe ser capaz de
resolver todos los problemas que se le presenten en relación a la intención del
texto, el receptor al que se dirige y el tema a tratar; debe ser capaz de dar
respuesta a las exigencias y limitaciones del texto.
El
conocimiento del procesos que se divide en tres operaciones y empieza con la
presentación de una situación retórica al redactor que debe solucionar. Los
tres pasos del proceso son:
La
planificación.
El redactor
debe tener conocimiento de la información a partir de la cual se definirán los
objetivos del texto y se establecerá el plan que guiará el conjunto de la
producción. Hayes y Flower hablan de dos tipos de planes: los procesuales
(pasos a seguir durante el proceso de redacción) y los de contenido (cómo
transformar las ideas en texto escrito).
La
textualización.
Está
constituida por el conjunto de operaciones de transformación de contenidos
previamente organizados jerárquicamente por el redactor en lenguaje escrito
linealmente organizado.
La revisión.
Consiste en
la lectura y posterior corrección y mejora del texto inicial. En esta parte el
redacto debe evaluar el resultado del texto teniendo en cuenta los objetivos y
la coherencia del contenido con la situación retórica.
Todo esto se
puede aplicar y trasladar a la redacción en relaciones públicas. El relaciones
públicas ya sea como miembro de un departamento interno o como trabajador de
una agencia debe ser capaz de almacenar todos los conocimientos que va
adquiriendo para poder recurrir a ellos en cualquier momento y tener más
capacidad de adaptación a nuevos contenidos. También debe conocer perfectamente
todo lo referente a la situación y el contexto al que se va a dirigir el texto.
Debe saber a quién va dirigido, con qué objetivo, qué temas deben haber y etc.
Además debe tener en cuenta las necesidades de cada tipo de escrito y
conocerlas a fondo: no utilizará la misma estructura para redactar una carta de
bienvenida que para una nota de prensa, por ejemplo.
El proceso
de redacción en tres etapas: planificación, textualización y revisión es
perfectamente aplicable a la redacción tanto en relaciones públicas como en
publicidad y es muy importante tenerlo en cuenta para poder redactar de forma
estructurada, entendible y coherente.
Bibliografía
Anna Camps (1990): "Modelos del proceso de
redacción: algunas implicaciones para la enseñanza".
Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra (BCN).
Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra (BCN).
José Fernandez Cavia y Asunción Huertas Roig (2009):
"Redacción en relaciones públicas". Pearson, Barcelona.
Hermione Granger
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